Barredoras de superficie acuática
Las barredoras de calles forman parte del paisaje urbano, incluso en municipios pequeños como Marcillon-Vallon con 1.800 habitantes. Sin embargo, estas máquinas de limpieza representan una inversión considerable: entre 100.000 y 170.000 € para la adquisición, y unos costes operativos anuales de entre 40.000 y 50.000 € con un técnico permanente y mantenimiento regular. Aun así, nadie cuestiona su utilidad para mantener limpias nuestras calles.
¿Y qué pasa con nuestros puertos y costas?
Con un presupuesto y un rendimiento similares —unos 150.000 € y 1,5 hectáreas limpiadas por hora— los barcos Wastecleaner, fabricados por EFINOR y operados por EKKOPOL, pueden recoger todos los residuos flotantes en pocas horas. Sin embargo, comparados con los miles de barredoras en servicio en Francia, solo una decena de estos barcos limpiadores están activos en nuestro litoral.

En un municipio francés medio, el área a limpiar puede comprender cientos de hectáreas y decenas de kilómetros de calles. Mientras que se requieren varias barredoras, un solo barco de EKKOPOL basta para limpiar una rada o una bahía, ya que la mayoría de los residuos flotantes se desplazan y concentran en zonas específicas, guiados por las corrientes y el viento. Una limpieza regular (es decir, diaria) y sistemática de estas zonas permite minimizar el impacto de esta contaminación, pero sobre todo mejorar la comunicación y concienciar a la población.
Al compartir estos servicios de limpieza entre varios puertos, los costes se vuelven marginales —normalmente menos de diez euros por habitante al año, frente a los cientos de euros pagados en tasas por la recogida de residuos domésticos (TEOM).

Por tanto, no es una cuestión de presupuesto, sino de conciencia: los responsables políticos aún no han comprendido la gravedad de esta contaminación insidiosa, continua y peligrosa para la salud humana.
Cuando pensamos en contaminación marina, a menudo pensamos en mareas negras. Gracias a la cooperación internacional, la regulación y los medios estatales, la contaminación por hidrocarburos se ha reducido en un 99 %. Pero la contaminación por plásticos es más peligrosa: es invisible, constante y transmite sustancias químicas tóxicas. Cada segundo, miles de m³ de microplásticos y macro-residuos se vierten en los océanos del mundo. Por eso, sigamos comunicando, sensibilizando y convenciendo para que las “barredoras de superficie acuática” formen parte del paisaje habitual de nuestras costas.